Sin pensarlo hace muchos años se creó una de las tradiciones más bucaras para algunos, comerse un Supremo, una Canasta, un Fantasía o un Cono Sencillo para matar el antojo.  Esta es una tradición para aquellos que siguen aquí y para los que siempre regresan, es muy lindo ver como ya 3 generaciones empiezan a compartir este gusto. Así se crean las tradiciones, nuestras costumbres, momentos que generan arraigo, que nos brindan características de nuestra identidad y promueven una cultura entre las personas.

Es por esto que Gelatino tiene una Razón de Ser muy fuerte por mantener esta tradición viva por años. Nuestro producto conserva sus cualidades que hacen que nuestros clientes se conecten con un sabor familiar, un sabor que sigue con su receta desde que empezó. Aquí vienen los secretos de Gelatino, no solo conservamos la receta, se conservan las personas que llevan más de 20 años haciendo las galletas. Este elemento es supremamente importante para nosotros, tener una receta no te asegura un resultado. Son las manos de las personas, su empeño, su trabajo, su dedicación por hacer que el producto conserve su forma, su preparación.

Por si no lo sabes, nuestra galleta tiene un proceso artesanal, tiene una medida basada en una cuchara, basada en el instinto de saber cuando hay que darle vuelta a la torta, como sacarla, como enrollarla y déjame decirte que no es fácil, se manejan temperaturas que requieren valor y agilidad para lograr su forma. Por eso cada vez que te comes un Fantasia, un Supremo, una Canasta o un Sencillo, puedes devolverte en el tiempo y acordarte de cuando tu mamá, tu papá o tus abuelitos te llevaban a Gelatino por un heladito.

Pronto te contaremos más de nuestros secretitos,

Pinta, lee y cuídate!

att: Tus vecinos los de la heladería de barrio.